Nos dejamos llevar, pero esa luciérnaga sólo jugaba con nosotros. Y entonces nos vemos rodeados de nuevo de miles de personas, como arboles inmóviles en ese bosque de oscuridad. Mirando como sombras grotescas que parecen reírse de nosotros, impasibles.
Ellos no quieren estar ahí y sí, se ríen, creyendo que al menos no estar perdido es
Y así creció el bosque y así crecí yo bajo aquellas ramas. Oscuridad. Aunque al menos yo sí que podía seguir caminando, buscando la salida y cuando me perdiese en aquella oscuridad, escalar aquellos árboles para observar el sol de tu sonrisa.